¿Cuándo fue la última vez que sentiste asombro?
- eltallerdetodoscdp
- 8 mar 2021
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 22 mar 2021

Recurrentemente hemos charlado sobre el rol del adulto en el camino de reimaginar la educación. Anteriormente hemos mencionado pautas para asumir este papel, el gran valor que representa y lo esencial que es para que las cosas sucedan. Nos hemos alejado de la idea de un docente como protagonista e instructor de saberes, y nos hemos acercado cada vez más al adulto como acompañante, como facilitador de experiencias, y guía de los procesos. También los concebimos como adultos investigadores, en busca de comprender cómo es que los niños y niñas aprenden, lo que piensan y les motiva. Adultos que observan, escuchan, aportan experiencias, hacen preguntas, y provocan condiciones para el aprendizaje, mismos y mismas que se muestran disponibles acompañando respetuosa y afectivamente.
Entonces, ¿son los niños y niñas los únicos que están en proceso de descubrir y aprender?
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¿Cuándo fue la última vez que sentiste asombro?
Socialmente se le da un gran valor a la adultez, pues se concibe como ese modelo acabado, terminado o perfecto al que tanto se aspira. En este proceso de crecer, acompañado del deber ser que nos impregna la sociedad, vamos dejando parte de nuestra esencia en el camino. Dejamos también esa sensibilidad para observar, pues pasamos por las tensiones del día a día al estar, sin estar, oír sin escuchar; como si la adultez nos anestesiara los sentidos. Perdemos la curiosidad que no es solo una característica de la infancia, sino parte de nuestra naturaleza, ese deseo por descubrir, experimentar, manipular, y esa energía que nos moviliza, despierta nuestras emociones, y nos genera placer.
Otra cualidad que no podemos olvidar es la capacidad de asombro, que se refiere a aquel modo con el que vemos lo que nos rodea, sorprendernos ante lo desconocido, y aprender de ello. Es real que lo novedoso o inesperado nos genera admiración, pero ¿aquello que conocemos o que ya hemos experimentado, nos puede generar fascinación? Cuando dejamos de limitarnos y dejamos de contemplar el mundo desde una misma perspectiva, nos podemos seguir sorprendiendo de los nuevos significados que logramos encontrar, cómo es que evolucionamos y seguimos aprendiendo. Por ejemplo, al releer un texto o libro es probable que encontremos aspectos desconocidos que no habíamos considerado.
Estas características son sumamente valiosas para comprender y acompañar a los niños y niñas, para generar experiencias que satisfagan su deseo de explorar, experimentar y descubrir. Pero también a nivel personal nos son útiles para despertar una vida más creativa, y no solo nos referimos a aquella creatividad artística, sino a las habilidades para solucionar obstáculos, encontrar posibilidades, conocer tus cualidades, talentos, y desarrollarlos. Con esta visión, niños, niñas, y adultos somos compañeros de aprendizaje. Cada espacio o experiencia es una oportunidad para convertirnos en exploradores, despertando nuestra curiosidad y asombro.
Por ello te queremos hacer la invitación a que despiertes tus sentidos, a que elijas un nuevo ángulo desde el cual descubrir el mundo.

“Un árbol se ve muy diferente si lo observamos de lejos o cerca, si decidimos ponerle atención a sus colores, su apariencia cambia. También podrías estudiarlo por partes: las hojas, la corteza, los patrones de crecimiento o las raíces. O bien analizar su función en la comunidad a la que pertenece (como punto de encuentro) o sus anécdotas: ¿Qué historias cuenta la gente que vive cerca de él?, ¿Quién lo plantó?, ¿Qué sonidos emite?, ¿Cómo es el espacio que lo rodea?, ¿de qué está hecho?, ¿cambia su apariencia en el transcurso de un día?, ¿y de un año?”
Keri Smith
Esta autora, desde su libro "Cómo ser un explorador del mundo", nos comparte la misión de observar el mundo como si fuera la primera vez, teniendo en cuenta que las herramientas más importantes para explorar están en nuestro propio cuerpo, y que no existe una forma correcta de comprender las cosas, aunque insistan en convencernos de que así es. ¿Cómo adultos podemos provocar nuestra curiosidad?, ¿De qué manera conseguimos despertar esa capacidad que tenemos para explorar e investigar el mundo? Sí comienzas a preguntarte esto, estamos en el camino. Podríamos iniciar recurriendo a libros, investigaciones, teorías, pero sin lugar a duda lo que nos lleva a una vida más creativa es el valor de intentarlo y la práctica.
Consideremos comenzar con:
Perder el miedo. Este nos paraliza y nos limita a no intentar, a no experimentar, y no cuestionar. Nos referimos aquellos miedos como el pavor a equivocarnos, a no lograrlo, el temor a no ser lo suficientemente bueno o buena, entre otros. Pensemos en todas aquellas cosas que no nos hemos permitido probar por alojar estos pensamientos.
Conéctate con aquellas sensaciones que las experiencias nos dan, todo es interesante, pero a veces nos resistimos a verlo y dejándolo pasar.
Observa en todo momento y percibe con todos los sentidos. Hasta en el entorno más cotidiano y habitual puedes tener hallazgos y esto dependerá de...
Ver al mundo desde distintos ángulos, cuando creas que ya no hay más por conocer cambia de dirección, contempla, contrasta, haz relaciones entre ideas que puedan parecer incomparables, piensa en otras posibilidades, hazte nuevas preguntas.
Renueva experiencias, busca rutas nuevas para ir a los lugares habituales, retoma tus pasatiempos o escudriña otros, prueba sabores diferentes, visita espacios novedosos. Todo lo que despierta tu atención y desconozcas o hayas omitido es una oportunidad.

Documenta, mantén un registro de tus descubrimientos con notas, fotografías, videos, dibujos, colecciones de objetos de tu interés, manipula, observa y describe, es una forma de que no se nos escape ninguna idea o posibilidad.
Comparte tus intereses, preguntas y hallazgos con otros, te puedes dar cuenta de cuánto sabes y cuánto desconoces. Es posible encontrar nuevos puntos de vista, evocar en quienes te rodean esa curiosidad y convertirse en compañeros de aprendizaje.
¿Resuena esto en ti? ¿Sería una forma en la cual podemos beneficiar a que los niños y niñas sigan desarrollando estas habilidades innatas y esenciales para despertar en ellos el deleite por aprender? Vamos, conviértete en explorador del mundo junto con los niños y niñas, despierta esa curiosidad y asombro que habitan en ti, invita a otros y sigamos aprendiendo.
Un abrazo por parte del equipo del Taller de todos
Texto por: Sofía Ronzón Banner ensamblado por: Andrea Ramos
Referencia
Smith, K. (2018). How to be an explorer of the world (1° ed.). Penguin Books.
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